Diario Información, Elda,10.07.2013
La falta de lluvias y de un caudal ecológico estable procedente de las depuradoras dejan al Vinalopó sin agua por segundo verano consecutivo
Pérez Gil
Con los rigores del verano el líquido elemento no fluye y el secarral avanza. La sequía, la sobreexplotación de los acuíferos y la falta de un caudal ecológico fijo tienen la culpa.
La historia se repite. Ha llegado el tórrido verano y el río Vinalopó ha vuelto a secarse en Elda ofreciendo la típica imagen de una árida rambla mediterránea.
El agua ha dejado de fluir en los seis kilómetros que van desde el paraje de Agualejas, donde acaba el cauce hormigonado que atraviesa la ciudad de Elda, hasta más allá del polígono industrial Finca Lacy, ya en el término municipal de Monóvar. Donde meses atrás había un valioso ecosistema de flora y fauna acuática ahora ya no queda nada, sólo un secarral que avanza y crece.
Las razones son básicamente tres: la habitual escasez de lluvias durante el periodo estival, la histórica sobreexplotación que vienen sufriendo los acuíferos subterráneos del Alto Vinalopó y la falta de un caudal ecológico fijo, que garantice un aporte mínimo al cauce de las aguas residuales previamente tratadas en las depuradoras de Villena y Elda. Una medida ésta última que, al no estar regulada por ley ni controlada por la Confederación Hidrográfica del Júcar, permite a los agricultores del Alto y Medio Vinalopó solicitar cuantos hectómetros cúbicos necesitan para regar sus campos.
Pero el problema no es nuevo. Los ecologistas ya lo vienen advirtiendo desde años atrás aunque la Confederación del Júcar no tiene previsto establecer legalmente, al menos a corto plazo, un caudal ecológico para evitar que el Vinalopó se seque a su paso por Elda, tal y como parece que va a convertirse en una imagen habitual todos los veranos a partir de ahora.
Las autoridades parecen mirar a otro lado pero los expertos consideran que la cuenca del Vinalopó es el humedal más importante de la provincia de Alicante y constituye un ecosistema único en la Península Ibérica. Único y amenazado.
